Nuevo Día
De Miguel A. Gómez Domenech, © 2025

Mirad los lirios que silvestres nacen.
Van meciendo sus velos sin dolor,
frangancia de pureza en la mañana
que disipa la niebla con frescor.

¿Quién os vistió de tan pura beldad,
que jamás terrenal rey alcanzó?
¿Quién os hizo crecer en primavera
cuando el campo suspira de pasión?

¿No fue el que en tierra fértil os sembrara
y abrió los manantiales de los cielos
para regar la tierra de su gracia?

Y si así el Jardinero los adorna,
mejor ha de vestir de lino santo
a quien su aliento la vida otorgó

Se oye el dulce trinar de la oropéndola.
Cuán armonioso silbo es su canción.
Va despertando el día en alborada,
y llenando los vientos con su son.

¿Quién te enseñó tan dulce melodía
y armonizó tu trino de arreboles?
¿Quién te vistió de sol y terciopelo,
de capa de satén engalanada?
¿Quién te mece en el aire del silencio
y siembra la semilla que te sacia?

¿No fue el que alas te dio para volar
y te sostuvo quieta en nubes blancas?

Qué el futuro no turbe tu alegría
Qué los malos recuerdos no te abatan.
Pues en sus manos nos lleva grabados,
Él suplirá lo que nos falta.
Cada día treará su propio afán,
nuevas cada mañana son sus dádivas.


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